Me quedé unos quince días por la lejana Europa a caballo entre Valladolid y Madrid principalmente. Las dos semanas han pasado muy rápido, volando y tengo la sensación de no haber podido hacer ni una décima parte de lo que me hubiese gustado, pero en fin, supongo que suele pasar.
Desde que llegué a Bunia, el lunes al mediodía, no he parado de trabajar por todo lo que se había acumulado y por los proyectos nuevos que, como champiñones, han vuelto a salir. Mañana, por lo pronto me voy casi una semana a Kinshasa. Cierto es que aparte de trabajar voy a aprovechar y me escaparé el fin de semana largo (aquí el lunes es fiesta nacional por la conmemoración del día de la independecia) con mi jefe al otro lado del río Congo, a Brazzaville, ya que Robert, mi amigo del alma con quien compartí Kinshasa, acaba de llegar a la ciudad y es la única oportunidad para verlo a él y a su novia, Eva. Aprovecho para que pinchéis en su página web y veáis el recorrido que se están haciendo alrededor del mundo.
Os mando un par de fotografías de Mousa, una de las personas que trabaja conmigo en Bunia. El se va de vacaciones mañana a su país, Jordania. Durante el tiempo que he estado ausente él ha tomado las riendas de la oficina. Confianza total en Mousa es lo que he tenido durante mis vacaciones.