Ayer estuvimos llamando a la persona que tenía el móvil. Tras freírlo a llamadas, al fin respondió. Se puso Robert y le preguntó que porqué no había aparecido ayer a las diez de la mañana. Contestó que se había muerto una sobrina suya y que le había resultado imposible, nos contó que era diputado de la Asamblea Nacional ¿¿¿???, que había comprado el móvil por 350 dólares y que quería incluso dárnoslo ya que no tenía la contraseña de entrada al aparato.
Al final quedamos para esta mañana en la parte de atrás del Pale du Peuple (el parlamento). Para ir más seguros avisamos a los de seguridad de la MONUC y tras muchos tiras y aflojas y perder una hora nos asignaron un Sony Crocket congoleño de un montón de años, que le soplabas y se caía para atrás. ¡Vaya detective! El caso es que fuimos para allá, llegamos a las once y allí no había nadie. Llamamos repetidas veces y nos daba apagado el teléfono. Para más inri se nos pinchó una rueda allí mismo, como no teníamos la herramienta adecuada llamamos a mantenimiento para que vinieran a cambiarla. Mientras tanto íbamos llamando al honorable diputado cada poco y nos sentamos a la sombra en una especie de bar a tomar algo. Nuestro 007 particular se pidió un cerveza de las grandes (en plan Torrente), esperamos una hora casi a que llegara la asistencia, reparara la rueda e irnos.
Hemos estado llamando al "diputado" y tiene siempre el móvil apagado. Creo que aquí se va a terminar la odisea.
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