Los okapis

En el anterior viaje que hice por la selva hacia el oeste del Congo, atravesamos un parque nacional que se llama "Reserve de Faune a Okapis" tal y como aparece en la primera fotografía que muestra el cartel de bienvenida en diferentes idiomas: swahili, francés, lingala e inglés.

Los okapis son una rara especie de ungulados, es decir, que se apoyan sobre el extremo de los dedos y rumiantes, primos hermanos de la famosa jirafa de la sabana.

El primer hombre blanco que oyó hablar de ellos fue Stanley cuando exploraba los alrededores del río Congo por cuenta de Leopoldo II, el tirano rey belga que tenía al Congo como una propiedad personal.

Después de Stanley, Harry H. Johnson realizó varias expediciones al interior de la selva congoleña a finales del siglo XIX y principios del XX. Con la ayuda de las tribus pigmeas de la zona localizó, primero huellas, cráneos y pieles y luego al animal en lo más inhóspito de la selva.








La reserva de fauna funciona muy bien para lo que es Congo, principalmente se debe a que reciben financiación y apoyo técnico de USAID, la agencia estadounidense de cooperación. Los okapis están metidos en unas grandes parcelas, cada uno de ellos en una diferente. Los numerosos cuidadores les dejan los ramos de hojas y tallos en unos alambres colgados de los arboles debido a que los okapis, como las jirafas, no pueden estar mucho tiempo con el cuello y la cabeza hacia abajo ya que morirían debido al gran peso y tamaño del corazón.







Aquí podéis ver a Diego y Giluka. Diego es el que lleva la camiseta de la Bicicrítica por si no los diferenciáis.

En los alrededores de este parque nacional se encuentra una de las comunidades más numerosas de pigmeos. A algunos de ellos los tienen contratados para ir a recoger hojas y tallos de plantas que suelen comer los okapis. Se adentran en la selva y vuelven con cestos o matojos de hojas en la cabeza para entregarlos en el parque.