lunes, 18 de febrero de 2008

La noche de los cristales rotos

No, por favor. No tiene nada que ver con las persecuciones de judíos en la Alemania nazi. El caso es que el sábado por la noche fuimos a una fiesta que se organizaba en la casa de la gente de Chesvi, una ONG italiana que realiza proyectos de desarrollo en Ituri.

A las tantas de la noche, es decir, a las tres de la madrugada, se empezó a ir la gente. Un amiguete uruguayo se despidió de nosotros y se dirigió hacia el exterior de la parcela para agarrar el auto (como dirían ellos) e irse para su casa. Al cabo de un par de minutos volvió y nos contó que había encontrado el cristal trasero del todoterreno roto, una piedra en el interior, la radio del coche robada y el Carlog arrancado.

Voy a aclarar que es el Carlog. Cada uno de los vehículos de la MONUC tiene un aparato en el salpicadero con una pequeña pantallita (como la de una calculadora), un teclado numérico y una ranura para pasar el carnet de conducir que cada uno tiene, que es como una tarjeta de crédito, con banda magnética. Sin haber pasado el carne por la ranura y haber validado tu configuración, no se puede poner en marcha el coche. Una vez que se encienda la luz roja ya puedes arrancar, pero con una particularidad. Todos los datos de velocidad, distancia recorrida, hora y día de uso del coche, etc. quedan registrados automáticamente.

Creo que he comentado alguna vez que, para el personal de la ONU, rige un toque de queda en cada ciudad. En Kinshasa era desde media noche hasta las cinco y media de la mañana para días de diario y desde las dos de la mañana los fines de semana. Aquí, debido a la situación de seguridad, tenemos un toque de queda mas duro y teóricamente deberíamos permanecer en casa o en sitio seguro desde medianoche los fines de semana y las once los días de diario.

Lo primero que he de decir es que casi todo el mundo en Kinshasa se cumple ya que la policía militar (unos seres malos, muy malos de Sudáfrica) patrulla las calles con la única intención de pillar a la gente. Que conste que si te cogen, se te puede caer el pelo dependiendo de las circunstancias (desde luego lo primero que harán será ver el registro del Carlog). En cambio en Bunia nadie patrulla y la mayor parte de la gente lo incumple ya que las distancias son cortas y los sitios a donde ir se pueden contar con los dedos de la mano.

Uno de los consejos que le dimos a nuestro amigo, ante su cristal roto, es que lo denunciase por la mañana, al día siguiente, ya que si lo hacia en ese momento no tendría defensa ante la rotura del toque de queda. Bueno, pues no espero. Llamamos a seguridad por radio y retransmitimos lo sucedido, dejamos el coche en la parcela de la gente de Chesvi y nos fuimos todos a casita.

Ayer domingo me entere de que a otra amiga le rompieron el cristal también pero sin posterior robo y hoy lunes nos han comentado que otros dos coches salieron con los cristales rotos de la fiesta y los Carlogs robados.

A mi no me cabe en la cabeza que puede sacar la gente con robar los Carlogs pero una sudafricana, que trabaja en seguridad, me ha dicho esta tarde que hay personal local detrás de todo esto. De todas formas se me escapan las intenciones todavía.

Soy un hombre con suerte, lo se. Mi coche estaba por allí, en una zona alejada y oscura y no le paso nada de nada. Para la próxima ya hemos aprendido la lección: el mínimo de coches necesarios y pagar a alguien para que guarde los vehículos. Asunto arreglado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues quizá, lo que se buscaba era eso, contemplar "la necesidad de contratar" a alguien que vigile los coches, cof cof

veo que Bunia, está más caldeada.

Edu, el payaso