viernes, 11 de enero de 2008

La recepción del embajador

Aquí va una historia que se me quedó en el tintero y que me pasó el mismo día que me fui para España. La transcribo tal como la dejé cuando la escribí, de ahí que las fechas no tengan mucho sentido.



Hace un par de semanas recibí una llamada de la embajada para invitarme a mí y al resto de españoles que trabajamos para la MONUC o las diferentes agencias de la ONU en el Congo a una comida-almuerzo en la residencia del embajador en Kinshasa. A la comida también estaba invitado Mr. Swing, el enviado especial de las Naciones Unidas en el Congo. De hecho él era el invitado de honor, extrañamente no lo éramos nosotros. ¡Qué injusto! El caso es que al cabo de un par de días me llegó la invitación junto con la de Robert, entregadas en mano en el trabajo (imposible fiarse del correo congoleño)




El miércoles pasado, el día de mi venida para España (una jornada de locura), nos estaban esperando a las 13:30 en la residencia que el embajador tiene en el barrio de La Gombe. Después de vestirnos de forma apropiada para tan importante ocasión, a pesar de que no pudimos llevar nuestras camisas congoleñas, llegamos a la embajada y entregamos las invitaciones. Nos dirigieron hacia la parte de atrás de la residencia, hasta una pérgola con sillones junto a la piscina. Éramos los últimos en llegar. Allí ya había sentadas unas ocho personas tomando canapés y vino blanco. Después de las presentaciones nos sentamos, nos acomodamos y seguimos un poco la conversión que se estaba desarrollando. Al poco tiempo nos hicieron pasar al comedor de la residencia donde toda la cubertería estaba preparada para la ocasión. Comimos un suculento almuerzo con escuditos de España e iniciales de la embajada en los vasos y los platos.

Lo curioso fue la disposición de los comensales. La mesa era rectangular y alargada, nadie se sentó en los lados cortos y en cambio Mr. Swing y el embajador se sentaron cada uno a un lado, en el centro del lado largo y uno enfrente de otro. Al poco rato llegaron los camareros que fueron sirviéndonos por este orden: primero Mr. Swing (el verdadero invitado), luego el resto de comensales y por último el embajador. Hablamos sobre todo de la situación en el Congo y del trabajo de la MONUC y de los españoles en ella. Miguel, el embajador, nos comentó como dato curioso que había 325 españoles registrados en la embajada del Congo y que el 80% eran monjas.

Al final de la comida se le hizo entrega a Swing de un pequeño obsequio y después de un café en el jardín nos despedimos todos no sin antes hacer la foto de rigor (no la tengo pero la trataré de localizar)

2 comentarios:

Unknown dijo...

¡Qué guay¡. Diego a ver si puedes conseguir la fotografía y podemos conocer al embajador d España en el Congo, y de paso verte a tí. Besos, Marisi

Anónimo dijo...

Me alegro de que hayas regresado sano y salvo. Echábamos mucho de menos la lectura del blog y que nos mantengas al tanto de lo que pasa en parte del hemisferio del planeta. ¡Suerte en tu nueva etapa en Bunia!.

ADE